ANTHONY QUINN


 

Anthony Quinn es el intérprete de origen hispanoamericano más importante que ha intervenido en el cine del Hollywood clásico. Descendiente de irlandeses y mexicanos, Quinn (de nombre real Antonio Rodolfo Oaxaca Quinn) nació el 21 de abril del año 1915 en Chihuahua (Mexico) en el seno de una familia humilde. Su padre se llamaba Francisco Quinn y su madre Manuela Oaxaca.



En su niñez se trasladó con sus padres a los Estados Unidos para residir en la ciudad de Los Ángeles. No demasiado amante de los estudios, pronto tendió sus habilidades hacia el mundo de las artes, especialmente la pintura y la escultura. A comienzos de los años 30 decidió probar fortuna en el campo de la interpretación debutando como actor teatral. A los veinte años logró aparecer en su primer papel de figurante en Hollywood con la película Los buitres del presidio (1936); ese mismo año también intervino en un filme del gran Harold Lloyd titulado La vía láctea (1936). Sus rasgos hispanos condicionaron los papeles que le ofrecían, afianzándose como estrella en Hollywood gracias a su personalidad y sus vibrantes y pujantes interpretaciones. En los años finales de la década de los 30 apareció en multitud de filmes, entre los que destacan El trasatlántico de la muerte (1937), Waikiki wedding (1937) de Frank Tuttle, o Corsarios de Florida (1938) y Unión Pacífico (1939), ambas dirigidas por Cecil B. De Mille, suegro del actor, ya que Quinn contrajo matrimonio en 1937 con su hija Katherine (nacida en 1911).



Su carrera mantuvo un ritmo constante desde esos primeros años debut hasta la época de su fallecimiento. En los años 40 prorrogó su imagen de malvado de rasgos exóticos con películas como Ciudad de conquista 1940) de Anatole Litvak, El castillo maldito (1940) de George Marshall, Sangre y arena (1941) de Rouben Mamoulian, Murieron con las botas puestas (1941) de Raoul Walsh, El Cisne Negro (1942), película de piratas dirigida por Henry King basada en una novela de Rafael Sabatini que fue protagonizada por Tyrone Power y Maureen O’Hara, Larceny, Inc. (1942) de Lloyd Bacon, Incidente en Ox-Bow (1943) de William Wellman, Las aventuras de Buffalo Bill (1944) de nuevo dirigido por Wellman, La patrulla del coronel Jackson (1945) de Edward Dmytryk, o Simbad el marino (1947) de Richard Wallace. Su trabajo en el cine permaneció en espera durante tres años, ya que Anthony Quinn se trasladó a Nueva York para representar varias funciones en Broadway.


 

El siguiente decenio supuso su consagración como estrella cinematográfica, especialmente gracias a su estupenda actuación como Eufemio en ¡Viva Zapata! (1952), una película de Elia Kazan protagonizada por Marlon Brando con guión de John Steinbeck ambientada en la Revolución Mexicana. La interpretación de Quinn fue merecedora del Oscar al mejor actor secundario. El mismo año de ¡Viva Zapata! participó en la jovial cinta de piratas La isla de los corsarios (1952), película con Errol Flynn y Maureen O’Hara en el reparto; y en El mundo en sus manos (1952), aventuras marítimas con Gregory Peck y Ann Blyth dirigidos por Raoul Walsh. Un año después intervino como un indio junto a Rock Hudson en el western Traición en Fort King (1953). Su talla como actor también fue requerida por el director italiano Federico Fellini para que protagonizase uno de sus mejores títulos: La strada (1954), película con Giulietta Masina en la que Quinn interpretó el personaje de Zampano.


 

El mismo año se convirtió en Atila en  Hombre o demonio (1954), película co-protagonizada por Sophia Loren. En los Estados Unidos a Anthony Quinn todavía le seguían ofreciendo papeles marcados por su apariencia latina y fuerte virilidad pero de mucho mayor empaque interpretativo. Con la personificación del pintor Paul Gauguin, amigo de Vincent Van Gogh (Kirk Douglas en el filme), logró su segundo Oscar como actor secundario por la magistral El loco del pelo rojo (1956) de Vincente Minnelli. Otras películas de finales de los años 50 en las que intervino Anthony fueron Notre Dame de París (1957) de Jean Delannoy, Al borde del río (1957) de Alan Dwan, Viento salvaje (1957) de George Cukor –con nueva nominación al Oscar-, Orquídea negra (1959) de Martin Ritt, El último tren de Gun Hill (1959) de John Sturges, o El hombre de las pistolas de oro (1959) de Edward Dmytryk. También tuvo tiempo por esa época de dirigir su primera y única película, Los bucaneros (1958), un remake de un título (en el que el había intervenido como actor) de su suegro Cecil B. De Mille.



En los años 60 Anthony Quinn apareció en Los cañones de Navarone (1961), película bélica de J. Lee Thompson, Barrabás (1962) de Richard Fleischer, Lawrence de Arabia (1962), épica de David Lean con Peter O’Toole como protagonista, Viento en las velas (1965) de Alexander Mackendrick y Zorba el griego (1964), una película de Michael Cacoyannis, basada en una novela de Nikos Kazantzakis, en la que Anthony Quinn, en compañía de Alan Bates, compuso uno de sus personajes más recordados y por el que volvió a ser nominado al Oscar. Uno de sus mejores filmes en este período es Réquiem por un boxeador (1962), taciturna película sobre un veterano boxeador. Las sandalias del pescador (1969) de Michael Anderson o El secreto de Santa Vittoria (1969) de Stanley Kramer fueron otros títulos de éxito protagonizados por Quinn en este decenio. En los años 70 intervino en títulos como Pánico en la Calle 110 (1972) de Barry Shear, Contrato en Marsella (1974) de Robert Parrish, Mahoma el mensajero de Dios (1976), Los hijos de Sánchez (1978) o la teleserie Jesús de Nazaret (1977), en la que interpretó a Caifás.



En el siguiente decenio protagonizó El león del desierto (1980) o Stradivari (1988). Más tarde protagonizó el telefilm El viejo y el mar (1990), adaptación de la novela homónima de Ernest Hemingway, e interpretó a Zeus en varias películas televisivas sobre Hércules. Su última aparición en el cine, de forma póstuma en su estreno, fue El protector (2002). El actor de origen mexicano, dotado de un singular humor y muy amigo de las faldas (él mismo ha comentado que se enamoraba siempre de sus compañeras de reparto), se casó en tres ocasiones. Tras divorciarse de Katherine De Mille en el año 1965, en 1966 contrajo matrimonio con la diseñadora de vestuario Jolanda Addolori. Después de treinta y un años de enlace, Quinn se separó de Jolanda y volvió a casarse en 1997 con su tercera esposa, la que fuera su secretaria personal Kathy Benvin. Junto a Kathy vivió hasta su fallecimiento, acontecido en Boston el 3 de junio del 2001 a causa de problemas respiratorios derivados de un cáncer de garganta.Tenía 86 años de edad. Está enterrado en el Quinn Family Estate, de Bristol, Rhode Island (Estados Unidos). Tuvo diez hijos. Cinco con Katherine: Christopher Anthony, Christina, Kathleen, Duncan y Valentina Andrea; tres con Jolanda: Francesco, Daniele y Lorenzo; y dos con Kathy: Antonia y Ryan.

CARTELES de las películas mencionadas:











































Fuente: alohacriticon.com

Imagen: pinterest.com

Carteles películas: todocoleccion.net/filmaffinity.com/pinterest.com



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